domingo, 12 de febrero de 2012

¡Gracias compañeras! ¡Gracias compañeros!


 Lo digo bien, porque aunque ya no esté compartiendo mi vida laboral con ellos, siempre formaréis parte de esa parte de mi vida y no como algo circunstancial sino como experiencia duradera y residente en mi memoria.

El viernes pasado por la noche, nos juntamos un buen puñado de personas. Por motivos varios, no estaban todos los que hubieran querido, pero soy consciente, que aun queriendo y deseando, tuvieron motivos que les impidió compartir esas horas. No obstante, estas palabras van para todos. 

Al ir saludándoles uno a uno, no podía dejar de pensar en la cantidad de talento que estaba allí reunido. Siempre me he sentido muy orgulloso de compartir tiempo y experiencias con estos jóvenes, y siempre he dado por sentado que tenerles a mi lado era garantía de éxito. Jóvenes de edad, y jóvenes de mente, de ganas, de pasión. Grandes personas que ponen toda la carne en el asador, sin pensar muchas veces en ellos mismos. Profesionales que no esperan limosnas de nadie, porque ellos no escatiman en esfuerzos ni en ideas.
Ha muchos presidentes de grandes empresas, que proclaman que el mejor activo que tienen las compañías, son las personas  En el caso que me ocupa; ¡qué nadie lo dude! os aseguro, que cualquier empresa que se ponga en marcha, que tenga sentido y que cuente con posibilidades de desarrollarse, tendrá en estos amigos la clave del éxito.

Si no he llegado más arriba en mi carrera profesional, ha sido solo y exclusivamente debido a mis taras, a mis deficiencias, a la falta de algunas aptitudes necesarias. Vosotros me habéis dado todas las posibilidades para triunfar, vosotros me habéis llevado a hombros y solo ha sido responsabilidad mía no haber podido llegar más lejos. Cierto es, que en algún punto puede que tirara la toalla, puede que no tuviese fuerzas para enfrentarme tantas veces a lo absurdo. 

Con vuestra presencia el viernes, me hicisteis muy feliz, muy querido. Haré todo lo posible para que sigamos de vez en cuando en contacto, para saber de vuestras vidas, y  porque me gustará ver como muchos de vosotros triunfaréis en vuestra vida profesional; si no es en vuestro actual puesto y en vuestra actual empresa, será en otro sitio. No tengáis miedo a nada. Tenéis las capacidades, las aptitudes, y la fuerza necesaria como para encarar en positivo, cualquier horizonte nublado y tormentoso. 

Ya os lo decía todos lo años, y no era ni retórico, ni leído en ningún manual de "management", creedme; ha sido un honor y un placer trabajar con vosotros.
No cambiéis nunca, exponed vuestras ideas con argumentos, preguntad cuando no entendéis algo, aportad soluciones una y otra vez, sin descanso. Lo difícil (para algunas organizaciones) de contar con personas como vosotros, es que tienen que estar a la altura, tienen que saber leer el lenguaje en el que estáis "escritos" y eso a veces, será difícil.

Gracias, y mil veces gracias; os admiro y no puedo desearos nada, porque tenéis las herramientas para conseguir lo que os propongáis.

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