jueves, 9 de febrero de 2012

Grecia para "burros" como yo.

Corría el año 1898 cuando los amigos americanos se quedaron con Cuba, Filipinas, Guam y algunas islas más. Lo primero que hicieron fue declarar que la deuda contraída por Filipinas con España era "deuda odiosa". No fueron los primeros en aplicar esta figura del derecho internacional, casi todos los países iberoamericanos que se independizaron de España, fueron utilizando este concepto. El Sr. Correa presidente del Ecuador, en cuanto llegó a la presidencia en el 2008, declaró la mayoría de la deuda externa de Ecuador, "deuda odiosa" y suspendió el pago de la deuda entre un 70% y un 80%.

Brevemente: la "deuda dudosa" se refiere a todo aquel préstamo que recibe un país y que no revierte realmente en sus ciudadanos. Esto puede ser porque lo recibe un régimen autoritario o porque se puede demostrar que ese dinero no se ha utilizado para lo que realmente se pidió, utilizándolo para engordar a la casta política y a sus clientes.

¿Os suena? Hay muchos economistas que están reclamando esta figura para muchos países europeos con problemas, como por ejemplo... Grecia. Pero esto se podía aplicar a otros estados como España. ¿Cuanto dinero que se ha prestado directamente por la banca a los cientos de empresas públicas, ayuntamientos, comunidades, e invertido en papel emitido por el Tesoro Público, se

ha utilizado correctamente? ¿Y si ese dinero en vez de ser dilapidado en embajadas de las comunidades, aeropuertos fantasmas, eventos y fastos innecesarios, reparto de ayudas a docenas de países para no sé que paridas,  mantenimiento a sindicatos y pagos a la Iglesia, creación de puestos para colocar amigos y familiares, etc.. se hubiera destinado a I+D, políticas energéticas realistas, creación de una red de transporte por ferrocarril...? En fin, como dije en otra entrada, se necesita que nos dediquemos a pensar en montar puestos de trabajo y menos en pedirlos, pero lo que no dije es que eso solo podría ser si se genera desde el Estado, un caldo de cultivo cultural y material idóneo.

El pueblo griego no debería aceptar las condiciones que se están negociando. El perdón del 70% de la deuda que se quiere imponer, no alivia los tremendos recortes y ajustes que tendrán que soportar.
¿Merece la pena? En palabras del Sr. Correa:  "Lo primero es la vida, después la deuda"


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