viernes, 17 de febrero de 2012

Tetas de plástico... cerebro de cartón




Lo reconozco, a veces me paseo entre las heces del tubo catódico;  me divierte. Es tener a tu disposición a todo un elenco de bufones y payasos, que te lo hacen pasar bien.
El problema comienza, cuando enaltecidos por la gloria de la mediocridad mediática, se atreven a emitir opiniones o abrazan cualquier bandera, sin entender los colores. Sacan los pies del tiesto y se meten en camisas de once varas. Das al botón, y desfilan delante de ti; putas, vagos, estafadores, videntes, presuntos presentadores, artistas comprometidos con la paz del mundo, vendedores de cacharros inútiles... en fin, todo un circo de los horrores. En una de esas, descubro a unas mujeres que reclaman una segunda sustitución de los implantes que suplantaron a sus primigenias tetas,  porque la mierda que reclamaron introducirse entre las costillas y el músculo pectoral, se descompone, se pudre. Los gastos de la sustitución deben correr a costa de los sufridos contribuyentes. No van a ser menos que los que están chupando y reclamando que les paguemos sus excesos. Aquí se nos ha ido la olla.
Repasemos: unas mujeres deciden que sus tetas no son de su agrado... pero las tienen, son suyas,  además son únicas e irrepetibles. No han tenido la desgracia de tener que entrar en un quirófano por una enfermedad grave, ni por un accidente, simplemente deciden que esas tetas no cumplen con su miserable estándar. Se meten en un quirófano, enfrentándose a riesgos innecesarios. Ahora resulta que les han metido un "plástico" defectuoso y la culpa la tenemos todos. Hay que pagarles la reposición de los globos... ¡No me jodas!

Lo que se debería pagar por la seguridad social, es la lobotomía de algunos personajes, que lo único que hacen en este mundo es consumir energía, llenar con su carne un espacio que podría aprovechar cualquier otro ser mucho más valioso para el ecosistema, por ejemplo... los hongos.
En serio, ¿no es para correrlas a gorrazos hasta Finisterre y que ahí decidan si quieren enfrentarse de verdad a un problema?
¡No sé dónde mirar! Estamos rodeados.

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