viernes, 9 de marzo de 2012

El "Padre" que llevo dentro, a veces flaquea.

Recuerdo el día que estaba leyendo el Acto I de Hamlet, y más concretamente, cuando Polonio despide a su hijo Laertes que parte a Francia. La responsabilidad de un padre, de un tutor, no es ser "amiguete" de su hijo; es prepararle para entrar en un mundo crudo y difícil; miserable a veces, que no permite fallos, pero a la vez darle las herramientas para que ese panorama no se convierta en una cárcel del alma ni de los sentimientos:

POLONIO.- Recibe mi bendición y procura imprimir en la memoria estos pocos preceptos. No publiques con facilidad lo que pienses, ni ejecutes cosa no bien premeditada primero. Debes ser afable, pero no vulgar en el trato. Une a tu alma con vínculos de acero aquellos amigos que adoptaste después de examinada su conducta; pero no acaricies con mano pródiga a los que acaban de salir del cascarón y aún están sin plumas. Huye siempre de mezclarte en disputas; pero una vez metido en ellas, obra de manera que tu contrario huya de ti. Presta el oído a todos y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión. Sea tu vestido tan costoso cuanto tus facultades lo permitan; pero no afectado en su hechura, rico, no extravagante, porque el traje dice por lo común quién es el sujeto, y los caballeros y principales señores franceses tienen el gusto muy delicado en esta materia. Procura no dar ni pedir prestado a nadie, porque el que presta suele perder a un tiempo el dinero y el amigo, y el que se acostumbra a pedir prestado falta al espíritu de economía y buen orden, que nos es tan útil. Pero, sobre todo, usa de ingenuidad contigo mismo, y no podrás ser falso con los demás, consecuencia tan necesaria como que la noche suceda al día. Adiós y Él permita que mi bendición haga fructificar en ti estos consejos.

En pocas frases resume todo un catálogo de valores y virtudes, que siguen siendo válidas en el día de hoy.

Cuando pasan los años y van creciendo, siempre te preguntas si lo has hecho bien, si has fallado en algo o en mucho, si... todos los condicionales que te puedas imaginar. Les quieres con toda tu alma, darías mil veces la vida por ellos, al menos yo, pero siempre creerás que podías haber hecho más de algo y nada de otras cosas.

Al final tienes que asimilar que eres un ser humano, que has actuado como creías que era lo razonable, lo necesario. La dureza de algunas decisiones me arrancan de cuajo las entrañas, y acumulan en mi pecho todo una tormenta de dolor, pero esa es mi misión como padre y como educador. No podemos aislarles del sufrimiento, tenemos que enseñarles que hay que tomar decisiones, sabiendo que estas tendrán consecuencias para ellos, y que deberán afrontarlas.

Puede que me equivoque, que debería ser mas "amigo" de mis hijos, pero no lo puedo hacer de otra manera; aunque eso me cueste noches eternas en vela, horas de dudas, y reproches internos. Otras veces me digo a mí mismo, que es lo que tengo que hacer, porque así me lo dicta mi conciencia. Si no estamos dispuestos a educar a nuestros hijos, sabiendo que en muchas ocasiones nos vamos a enfrentar a sus deseos naturales, no les estamos haciendo ningún favor.

Permitidme que hoy levante mi "copa" en honor de aquellos Padres y Madres que entre dudas y sufrimiento, están todos los días educando a sus hijos... y aquí no se pueden apuntar todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario