martes, 20 de marzo de 2012

Ser periodista, es algo muy serio.

El pasado viernes 16 de marzo, leía en la página de opinión del El País, un artículo resumen de la conferencia que Soledad Gallego-Díaz, pronunció en la inauguración del 26º curso de la Escuela e Periodismo de El País-UAM, el 15 de marzo.
Tengo que decir que me sorprendió gratamente. Un discurso muy duro, nada de banalidades y complacencias.  Ya el título te posiciona: "Si te van a matar, no te suicides". La manoseada crisis, también se ceba con el sector, pero creo que todavía lo hará con mayor virulencia, por lo que se vuelve más apremiante la búsqueda de su verdadera identidad.
Os animo a que lo leáis en su totalidad.


Inicia su charla con un aviso claro; periodismo y comunicación son cosas diferentes. Es constatable, que el desarrollo de canales de información, ha dejado al soporte papel en franca desventaja. Discutir sobre esto sería una pérdida de tiempo, pero por eso mismo, el verdadero periodismo se enfrenta al reto de diluirse en otra cosa, a romper las reglas claras de una historia inmediata, con toda su metodología y ciencia.


Yo soy el primero que en muchas ocasiones, me descubro lanzando algún comentario despreciativo, o poco edificante, debido a la falta de fiabilidad y honorabilidad de muchos "periodistas". Tengo mi punto de vista de lector, y escuchante,  y no de "usuario". Soledad apunta, que tomar al  lector como "usuario" es un grave error. La audiencia, el mercantilismo exagerado, la búsqueda de la fama y el dinero, construyen una pasarela donde desfilan delante de nuestros ojos y oídos, toda clase de personajes mediáticos que se mezclan con el profesional honrado, crítico y preparado, anulando la noticia y/o la opinión contrastada, trabajada y seria.



Como ciudadano paganini, creo necesario racionalizar los medios de comunicación sostenidos con dinero público. Demasiados canales abiertos de comunicación, con demasiado tiempo a rellenar, que provoca la búsqueda de "noticias" que no son tales, y la fabricación de historias que no aportan nada de nada, cuando no alienan y manchan la dignidad del ser humano, salpicando al público usuario con las miserias y con la pobre vida privada de cientos de personajillos de poca monta. Por otro lado, la presión de estar continuamente presente en el universo de la comunicación, tiende a forzar la fabricación de información, sin la más mínima garantía de cumplir con un método periodístico de base. Esto provoca el alejamiento definitivo de una de las reglas de oro del periodismo; el interés público. Definición que expone Soledad recordando el Código de Práctica de la Press Complain Commission, del Reino Unido. (Se puede ver en el enlace)



El periodismo no se puede doblegar al populismo, no puede confundirlo con el derecho de la ciudadanía a una información veraz. Los últimos tiempos están llenos de ejemplos, al tratar muchas noticias sin el debido conocimiento de la materia, o mejor dicho sin la intención crítica necesaria que tiene que indagar hasta llegar al conocimiento, lo más aproximado a la verdad. Y vuelvo a echar mano del artículo, trayendo a esta líneas las palabras de Albert Camus, recomendando a los periodistas, entre otras cosas: "No mentir y saber confesar lo que se ignora." Los periodistas, se están dejando llevar por el sentir general, o la moda, y aunque parezca que en el corto plazo dan un servicio a la sociedad, lo que están haciendo es perpetuar en la conciencia colectiva, mitos que serán muy difíciles de desterrar, provocando en el límite, desastres culturales irreversibles.



Quiero resumir los puntos que, desde mi opinión de ciudadano, lector y escuchante, me hacen recelar de los medios de comunicación:


-Doblegados a ciertos intereses.
-Exceso de profesionales, no siempre bien preparados.
-Mercantilismo exagerado, donde todo vale.
-Falta de crítica informada, que en ocasiones significaría ir en contra de la moda populista imperante.
-No identificar claramente, la frontera entre el comediante, el trovador y el cronista.



Para finalizar, creo que, como sucederá en todas las áreas de nuestra sociedad, el periodismo no será la única profesión que tenga que buscar su sitio y una nueva dimensión, en el nuevo orden que se avecina. 



Pese a lo dicho, pienso que hay grandes profesionales que se merecen nuestro respeto y atención. A todos ellos les deseo lo mejor, y que sigan permitiéndonos disfrutar de nuestro derecho a una información constrastada, seria y útil.

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