sábado, 17 de marzo de 2012

Navío de Línea Sam Telmo (1788). Un poquito de historia, para descansar del día a día.

Soy un amante de nuestra historia, y de nuestro pasado. Por desgracia, no solo se ha ido olvidando, además, la han ido deformando hasta convertirla en un monigote de la realidad. La culpa es del trabajo bien hecho de los anglosajones. No  pudieron con nosotros en 300 años, pero cualquier acción que emprendieron,  aunque no tuviera resultados la han convertido en algo glorioso que esconde mentiras, errores meditados y ocultaciones miserables. No te quiero decir cuando consiguen algo de verdad, como Trafalgar; ¡ No hay otra batalla en la historia más importante!  Pero también nosotros tenemos que cargar con nuestra responsabilidad. La dictadura del General Franco, debido a la utilización partidista y simplista que hizo de nuestro pasado, ha dejado una huella en nuestro imaginario, que provoca repulsión a todo lo que se relacione con nuestra grandeza histórica como nación y como pueblo. Si además añadimos la pobreza y dejadez de la asignatura de historia en nuestro sistema educativo, junto con su distinto temario, que lleva en algunas comunidades a solo hablar de la aldea donde viven...ya tenemos la foto completa del desastre. No, espera. Se me olvidaba algo muy importante. En esta sociedad dominada por las películas de hollywood, y utilizadas como medio de transmisión cultural para los consumidores, lo que recibimos son falsas y erróneas pinceladas de nuestro pasado. Y ya que me pongo con el cine, ni que decir tiene la pobreza de nuestros cineastas, que no sé si saben que España ya existía antes de la Guerra Civil... en fin. (Lo sé. Hay alguna excepción, pero no me convencen)

Valga esta introducción, para contaros una de esas grandes gestas desconocidas de nuestro marinos, y escondida con alevosía por los ingleses.

Muchos historiadores, dan por terminada nuestra influencia en los océanos del mundo, con la batalla de Trafalgar, y yo estoy de acuerdo. Hasta esa fecha, nos veníamos defendiendo más o menos. Según terminaba el siglo XVIII, peor. Los ingleses fueron tomando el relevo gracias a una excelente preparación de su marinería.( No obstante, en otra entrada hablaré de la mayor ocultación de la historia anglosajona; La derrota inglesa en la fallida toma de Cartagena de Indias por la mayor flota conocida hasta ese momento, en 1741)

A principios del siglo XIX, nuestra marina no estaba en su mejor momento. La  alianza primero con Francia y más tarde con Inglaterra, para vencer al invasor francés, nos dejó con una armada reducida y en mal estado.
El navío de nuestra pequeña historia, se construyó en los astilleros de El Ferrol en  1788. Navío diseñado por un ingeniero español;  con 74 cañones, eslora (longitud, para los poco marineros) de 52 m, una manga  (ancho) de 14,5 m y  7 m de puntal (altura, desde la quilla a la cubierta). Su desplazamiento (peso del agua desplazada por la parte sumergida del casco) era de 2.750 toneladas y contaba con una tripulación de 640 hombres. Su diseño le hacía equilibrado, entre condiciones marineras y velocidad. Esta línea de navíos se convirtió, en uno de los mejores diseños navales de finales del siglo XVIII.

Nuestro querido barco, se encontraba en reparación en la bahía de Cadiz, cuando se produjo la Batalla de Trafalgar, y allí se quedó bloqueado hasta la invasión francesa, pasando después a prestar sus servicios en el mediterraneo, dentro de la coordinación con la escuadra inglesa.

Después de la invasión francesa, las colonias americanas vieron el momento ideal para levantarse en armas. A finales de 1818 Fernando VII resuelve el envío de una expedición, que denominó División  Naval del Sur, o División del Mar del Sur, con el ánimo de enviar soldados y oficiales, además de monedas de plata para la soldada. El objetivo era reforzar a las tropas que luchaban contra los independentistas ayudados, cómo no, por los ingleses.
El convoy estaba formado por cuatro navíos y 1.400 hombres. La mañana del 11 de Mayo de 1819, zarpaba de Cadiz el San Telmo, la fragata Prueba, y el mercante Primorosa Mariana. El otro navío perteneciente a la  División, el Alejandro I, que era un navío comprado en un lote de cinco buques, el año anterior a los rusos, y que terminó con tres de ellos desguazados a su llegada a España por su estado lamentable, zarpó al día siguiente debido a un problema en el cabestrante, aunque al llegar al Trópico de Cancer, se le ordenó su vuelta a Cadiz por la cantidad de problemas que tenía.

A nadie se le puede escapar la premura y "chapuza" de la expedición. Normalmente, el mando de estas expediciones era puesto a disposición de aquellos oficiales voluntarios que tuviesen suficiente capacitación. En este caso, nadie quiso esa distinción, así que le toco "a dedo"  al brigadier Rosendo Porlier y Asteguieta, de origen limeño y veterano de Trafalgar. Muy contento no debía estar este oficial, al ver el estado de los barcos. Como marino experto que era, estaba acostumbrado a pasar el Cabo de Hornos, y sabía la dureza de la travesía, así que se despidió de su buen amigo, el capitán de fragata Francisco Espeliús, con esta frase: "Adiós Frasquito, probablemente hasta la eternidad".

Los tres navíos recalaron en Río de Janeiro y Montevideo. Esperaban cruzar el Cabo de Hornos en el mes de Septiembre. A finales de  Agosto se adentraron en el Mar de Hoces (Paso Drake para los capullos). Los fuertes temporales, no hacen posible la travesía y fuerzan a que los barcos enfilen sus proas hacia el sur. Otro fuerte temporal, rompe la formación y los navíos se separan. El 2 de Septiembre, en medio de una fuerte tormenta, desde el Primorosa Mariana se divisa por última vez al San Telmo. La posición anotada en el cuaderno de bitácora es 62 grados de latitud sur (austral) y 70 grados de longitud oeste, del meridiano de Cadiz. (Cartografía española desde finales del siglo XVIII hasta el año 1884)

El Primorosa Mariana llega destrozado al puerto de Callao,  con la tripulación enferma y en avanzado estado de desnutrición.  La Prueba arriba una semana más tarde a Guayaquil, en las mismas condiciones que el otro barco. Semanas después, sin noticias del San Telmo, el jefe del Apostadero del Callao, escribe en su informe: "...cabe dudar en que el navío pueda haber remontado el cabo y si lo hubiera conseguido es de recelar una arribada en los puertos de Chiloé o Valdivia a repararse de donde espero en breve noticias para participarle a V.E...".

Sin ninguna esperanza ya, El 6 de mayo de 1822 se confirma la desaparación del  buque, y de sus 644 tripulantes. La Armada determina:

"En consideración al mucho tiempo que ha transcurrido desde la salida del navío San Telmo del puerto de Cádiz el 11 de mayo de 1819 para el Mar Pacífico y a las pocas esperanzas de que se hubiera salvado este buque, cuyo paradero se ignora, resolvió el Rey, que según propuesta del Capitán General de la Armada fuera dado de baja el referido navío y sus individuos..."

Unos meses después de la pérdida del San Telmo, merodeaban por allí cazadores de focas norteamericanos y marinos ingleses. Al capitán de navío británico William Smith,  se le  considera  el primer hombre que pisó tierra antártica. Williams realizó algunos viajes al continente antártico. En uno de ellos localizó restos de un naufragio en la costa norte de la  Isla Livingston, un naufragio que identificó como de un navío español, pero lo guardó bien guardado no se fueran a enterar.
Años más tarde, el también británico James Weddell, escribió sobre el mismo descubrimiento: "varias piezas de un naufragio fueron halladas en las islas del Oeste, en apariencia pertenecientes a un buque de 76 cañones, probablemente los restos de un buque de guerra español perdido cuando hacía el pasaje hacia Lima".

Hay muchas probabilidades, de que el San Telmo fuese a la deriva, hasta naufragar cerca de la costa. El mismo Weddel comentó que cabía la posibilidad de que parte de los marineros se hubieran alimentado de focas, a la vista de la cantidad de huesos que había en el lugar, así como refugios rudimentarios.

Si eso fue así, me puedo imaginar la desesperación de esos hombres. Sabiendo que nadie les iba a rescatar, en un territorio completamente desconocido y hostil  Esperando la muerte por congelación, por hambre, por heridas, locos...

Se ha tratado de descubrir algo a través de una serie de misiones arqueológicas chilenas y españolas. Poco se ha descubierto, al menos sin resultados determinantes.

Solo queda una placa conmemorativa, en Playa Media Luna, Cabo Shirreff, Isla Livingston, en recuerdo de los marineros, soldados y oficiales del navío San Telmo.
Probablemente nuestros compatriotas fueron los primeros hombres que pisaron tierras antárticas, por mucho que les joda a los ingleses.

NOTA: Os recuerdo, que nuestro país cuenta con dos bases en la Antártida:

-La base militar Gabriel de Castilla, situada en Isla Decepción. Yo he tenido el honor de estar allí, pero no tuve la suerte de saludar a nuestros compatriotas, porque todavía no habían iniciado la campaña de verano.
-La base científica Juan Carlos I, situada en la Isla Livingston
Recreación

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